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A propósito de las elecciones en Venezuela: La verdad y su importancia

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INFORME ESPECIAL

Por: John del Río

Comunicador Social y Periodista


Redacción San Buenaventura Estéreo 95.4 F.M

Viernes, 02 de agosto, de 2024

19:00 p.m.


Se podrían escribir toneladas ilimitadas de letras, palabras, oraciones, capítulos y tratados enteros sobre la verdad, de hecho, ya existen y, por ende, el resultado sería tanto objetivo como subjetivo. Entonces, ¿De qué se trata la verdad? ¿Tiene alguna importancia la verdad?


Vivir, decir, escribir, publicar y viralizar la verdad, tiene todo el sentido en la vida de un ser humano, más aún en la actualidad, con la búsqueda constante de identidad de los individuos y con el fenómeno planetario de la infoxicación.


Obrar con la verdad es el plano de una arquitectura firme para edificar con el otro, empáticamente, construyendo cimientos sólidos de relaciones de todo tipo, humanas, familiares, institucionales, amorosas, amistosas, comunitarias, comerciales, entre otras, y como bien es sabido, algunas perduran en el tiempo. Vivir en la verdad, hace a la especie más humana, más cercana, y mejora las interacciones entre las personas a las que se quiere o con las que se comulga con algún punto similar, como el estudio, el empleo o la práctica de ciertos deportes.


Ahora bien, no se debe confundir a la verdad con la sinceridad, entendiendo esta última, como la característica por medio de la cual es manifestado exteriormente como se es interiormente, es decir, sin mentiras, sin falsedades, al relacionarse un ser humano con otro. En resumen es lo honesto e inmaculado con lo que se hace, en lo que se piensa y en cómo se vive.


Entonces, por consiguiente, se debe entender el concepto de verdad como tal, pero en esta ocasión que nos convoca, se abordara desde el punto de vista religioso, filosófico y gramatical.


¿Qué registra la Biblia sobre la verdad?


En las Sagradas Escrituras la verdad se enuncia en diferentes formas. “La verdad de las expresiones bíblicas consiste en la correspondencia entre la intención comunicativa del autor humano y la intención comunicativa de Dios. La verdad contenida en la Escritura consiste en la Revelación de Dios como Palabra”.


Según la Real Academia Española, la verdad es, “conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente. 2. f. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa”.


Y, con más profundidad conceptual, se encuentra el punto de vista de la verdad, en este caso representado por Aristóteles, quien sugiere, que, “la verdad práctica, se da en el hombre gracias a que surge dentro del alma una opinión verdadera y simultáneamente una acción recta. Lo falso en la esfera de las acciones se produce, por el contrario, con el surgimiento de una opinión falsa y una acción no recta”.


Es así, como el tema de la verdad es un agente innegociable en el desarrollo de la civilizaciones, cercanas o lejanas, potentes o tímidas, militares o pacificas, la dimensión social de la bienvenida, el arraigo y la emancipación a la verdad, es obligatorio. La verdad tiene que ver, con la confianza, la confidencia y la fidelidad. El discurso de la verdad debe recorrer sin obstáculo alguno, el camino de la ética a la política, entendiéndose esta, como todo lo público.


El peligro que corre la sociedad cuando alguien engaña, advertido ya, por Kant, no sería suficiente para explicar la ofensa que experimenta el que es engañado. “¿Qué hay detrás del engaño? El que engaña intenta imponer su voluntad, e incluso puede llegar a enloquecernos (Kant, p. 96)”.


De otro lado, de acuerdo con la filosofía también, “La intersubjetividad propiciada por la verdad contrasta con la soledad en la que se encierra el mentiroso (Kant, pp. 98-99)”.

Algunos estudios sociológicos que, como el autor Harry G. Frankfurt, parten de una relación directamente proporcional entre la verdad y la libertad, no dudan en señalar que, “una de las causas de la tiranía es el desprecio a la verdad, inherente al relativismo de la cultura dominante. La expresiva formulación "dictadura del relativismo" recoge ese mismo diagnóstico social; lo cual hace más sorprendente que haya quien sostenga la necesidad del relativismo para la supervivencia de la democracia, (Frankfurt, 2006).

Pero, si la esfera política y otros aspectos más, en el estilo de vida actual, no está arrojando dividendos sustantivos para la humanidad, y de forma especial en el país, se sugiere que en la familia, en el amor y hasta en la amistad, se cosechen semillas para recoger frutos de verdad.


Ser engañado por un familiar, amante, o amigo afecta tenazmente, pues hiere la confianza de uno mismo. Pero, permitir ser engañado es ingenuo, porque uno sabe sobre el engaño y se refugia en ello ¡sabiéndolo!, ¡por supuesto!.

Finalmente, ¿Qué pasa si no decimos la verdad?


La ausencia de la verdad, o la presencia de la falsedad, produce estrés, la falacia se aparecerá en diferentes momentos en el tiempo, sin invitarla, pasa sin tocar la puerta, se acomoda en la sala y hasta ordena un “tinto” o un “tampico” y como consecuencia de ello, quizás se marche, sin despedirse, dejando la puerta “de par en par” y deja sufrimiento, alteraciones de humor, irritabilidad, ansiedad. Origina angustia. El peor peligro de la mentira es que te lleva a perder la moral por ese estado de angustia interna y por un gran malestar emocional.


En conclusión, no está por demás, leer a Juan 8:31-32: “Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en Él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

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